Luego de mucho tiempo, volvieron a cruzarse.
-¿Qué me ves?- Dijo ella.
-Estás muy linda- El la miraba y sonreía.
-¿Linda, dices? Estoy llorando, ¿Qué tiene eso de lindo?
-Es que solamente en tus lágrimas veo quien eres realmente-
Ella era una persona fría, distante, calculadora; sin embargo, lloraba. En esta ocasión, lloraba.
-No sabes lo que dices, ¿Cómo es que puedes verme a través de mis lágrimas?
-Es como lo digo, en tus lágrimas veo quien eres. Veo que eres humana, veo que tienes sentimientos; veo que eres débil como cualquier persona. Veo que aunque parezcas fuerte para el resto del mundo, eres alguien que necesita ser protegida-
-¿Y por qué no has visto todo esto antes?
-Siempre lo he visto, pero necesitaba que tu lo vieras-
-Yo lo veo, se que soy débil, y por eso no puedo permitir que los demás lo sepan. Por eso fui así contigo, no podía quedar expuesta-
-Yo siempre lo supe, pero yo no era alguien de quien debías cuidarte-
-Ahora lo comprendo. Ahora que estás lejos y me doy cuenta de cuanto necesito que me cuides-
-Ven aquí-
Se abrazaron. Ambos lloraron. La vida, nuevamente, unía sus caminos.
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